Modernismo
En la literatura en lengua española, el término modernismo denomina a un movimiento literario que se desarrolló entre los años 1880-1910, fundamentalmente en el ámbito de la poesía, que se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático, el culturalismo cosmopolita y una profunda renovación estética del lenguaje y la métrica
Se conoce por modernismo a la forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu y que se manifiesta en el arte, la ciencia, la religión y la política. En ciertos aspectos su eco se percibe en movimientos y en corrientes posteriores
El Modernismo es objeto de distintas interpretaciones, con estas dos posturas fundamentales:
- La más restrictiva lo considera un movimiento literario bien definido que se desarrolló entre 1887 y 1910.
- La más amplia considera que el modernismo no es sólo un movimiento literario sino toda una época y la actitud que le sirvió de base.
El modernismo hispánico es una síntesis del Parnasianismo y del Simbolismo: del primero toma la concepción de la poesía como bloque marmóreo, con el anhelo de perfección formal, los temas exóticos, y los valores sensoriales; del segundo la concepción de que el arte debe sugerir, y la búsqueda de efectos rítmicos dentro de una variada musicalidad. El Modernismo también subsume, aunque con menos importancia, corrientes estéticas como el Decadentismo y La Hermandad Prerrafaelita. Las principales características del modernismo son:
- El rechazo de la realidad cotidiana, ante la cual el escritor puede huir en el tiempo (evocando épocas pasadas y mejores) o en el espacio (muchos de los poemas se desarrollan en lugares exóticos y lejanos).
- Una actitud aristocratizante y cierto preciosismo en el estilo, así como la búsqueda de la perfección formal (de inspiración parnasiana) que se aprecia no sin cierto individualismo.
- La búsqueda de la belleza se consigue a través de imágenes muy plásticas y acercamiento a las artes, de una adjetivación con predominio del color y con imágenes relacionadas a todos los sentidos, así como con la musicalidad que produce el abuso de la aliteración, los ritmos marcados y la utilización de la sinestesia (influencias del simbolismo).
- Tanto la fidelidad a las grandes estrofas clásicas como las variaciones sobre los moldes métricos, utilizando versos medievales como el alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo; con aportes de nuevas variantes al soneto.
- El uso de la mitología y el sensualismo.
- Una renovación léxica con el uso de helenismos, cultismos y galicismos, que no buscaba tanto la precisión como el prestigio o la rareza del vocablo.
- El deseo innovador que aspiraba a la perfección que apreciaban en la literatura europea.
- La adaptación de la métrica castellana a la latina.
- El culto a la perfección formal, con poesía serena y equilibrada.
Temas del modernismo
La temática modernista revela, por una parte, un anhelo de recreación de armonía frente a un mundo inarmónico, y así un ansia de plenitud y perfección; y, por otra parte, una búsqueda de raíces en la crisis que produjo un sentimiento de desarraigo en el escritor, quien se presenta como guía capaz de mostrarle al hombre común los valores verdaderos. Los temas tratados son muy variados, pero estos son algunos de los más recurrentes:- La desazón típica del romanticismo: el hastío de la vida y una profunda tristeza, junto a la melancolía y la angustia.
- Búsqueda de la soledad y rechazo de una sociedad.
- El escapismo, evasión de la realidad del tiempo y del espacio.
- El amor y el erotismo, con cierta idealización del amor y de la mujer. El tema del amor imposible se presenta con diferencias respecto al ideal romántico. Hay un contraste entre el profundo y delicado amor y un intenso erotismo.
- El cosmopolitismo muestra el anhelo de distinto y aristocrático. Los modernistas demostraban mucha devoción por París.
- Los temas americanos, en especial los temas indígenas, muchas veces con una defensa del indígena.
- Lo hispano como antecedente histórico valioso que otorga una armonía frente al mundo inarmónico.
Principales autores modernistas
El Modernismo cuenta con un elevado número de escritores en América. Algunos han tenido verdadera repercusión internacional y otros han quedado reducidos al ámbito nacional. Un aspecto común fueron los viajes que hicieron, bien por trabajo (muchos fueron diplomáticos), bien por ampliar sus conocimientos y conocer a otros escritores. Darío es, sin lugar a dudas, el más influyente, pero también hay otros que entablaron relaciones con escritores españoles.Algunos autores que participaron de una estética semejante y publicaron en la primera mitad de la década de 1880, como José Martí, Julián del Casal, Manuel Gutiérrez Nájera, Salvador Díaz Mirón, Enrique Gómez Carrillo, Manuel González Prada, Amado Nervo, José Asunción Silva, Guillermo Valencia, Enrique González Martínez y Salvador Rueda fueron considerados precursores del modernismo. La crítica actual los considera autores plenamente modernistas.
Escritores ecuatorianos
La Generación Decapitada fue una agrupación literaria formada por cuatro poetas jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX. Dos guayaquileños, Medardo Ángel Silva (1898-1919) y Ernesto Noboa Y Caamaño (1891-1927) y dos quiteños, Arturo Borja (1892-1912) y Humberto Fierro (1890-1929), fueron los precursores del Modernismo en el Ecuador. Estos cuatro tuvieron gran influencia del movimiento modernista de Rubén Darío y la poesía simbolista francesa de finales del siglo XIX. Todos leyeron en su lengua original a emblemáticos bardos franceses tales como Baudelaire, Víctor Hugo, Samain, Rimbaud y Verlaine. Aunque los cuatro se conocieron en vida e incluso se dedicaron varios poemas mutuamente, nunca se reunieron para crear juntos.A esta generación se la denominó "decapitada" por el hecho de que todos estos poetas murieron a edades muy tempranas, Silva a los 21 años de edad, Borja a los 20, Fierro a los 39 y Noboa a los 38. Existe una polémica sobre las muertes de ellos. En algunos casos es incontestable que su muerte fue por mano propia; en otros, notablemente en el caso de Medardo Ángel Silva, existen varias versiones e hipótesis sobre la forma en que ocurrió el hecho. El término "generación decapitada" nació a mediados del siglo XX, por obra del ensayista y periodista Raúl Andrade en su libro El perfil de la quimera y se ha prestado a muchas confusiones. El objetivo de Andrade no fue condenar a estos poetas sino ofrecer un contexto histórico a las coincidencias que aparecen en sus obras.
Muchos de los poemas de Medardo Ángel Silva de su libro El árbol del bien y del mal pueden ser escuchados en la música del cantante Julio Jaramillo, como por ejemplo el poema El alma en los labios, que fue escrito por Silva días antes de su muerte. Dejando así en claro su estilo de poesía depresiva, melancólica, llena de versos de amor extremis llamando tal vez sin querer a la muerte en forma de musa inspiradora.
Arturo Borja
(1892-1912)
Arturo Borja es el más musical de los poetas modernistas ecuatorianos. Para todo, hasta para los más oscuros y dolorosos sentimientos de melancolía y tedio, halla formas melódicas brillantes. Y dado a esa sostenida musicalización de los motivos, ensaya y combina con capricho versos de variadas medidas y ritmos de insólitos efectos. A todo ello se debe su fina calidad sonora, de tan mágicas resonancias, “Primavera mística y lunar”. Aprendió, de modo ejemplar, este raro adolescente la lección parnasiana y simbolista y rodeó sus impresiones estéticas y evocaciones culturales de un clima de admirable refinamiento. Al estilo de la bella postal a Lola Guarderas. Pero generalmente su paleta, reducida, está asordinada; su color tiene algo de delicuescense y casi desvaído. Y lo plástico se reduce a imaginaciones y vagos ensueños: el mundo exterior le producía hastío. Y acabó por escapar a él, tan prematura como dolorosamente. Poemas como “A Misteria” dejan entrever, a una luz de sobrecogedoras livideces, las honduras hacia las que señalaba el timón de su frágil nave. ¡Qué formidables imágenes las de esos últimos cuatro alucinantes versos!
EPÍSTOLA
Al señor don Ernesto de Noboa y Caamaño!
Límpido caballero de la más limpia hazaña
que en la Época de Oro fuera grande de España
y que en la inquietud loca de estos tiempos, huraño
tornóse, y en el campo cultiva su agrio esplín.
Hermano-poeta, esta vida de Quito,
estúpida y molesta, está hoy insoportable
con su militarismo idiota e inaguantable.
Figúrate que apenas da uno un paso, un ¡alto!
le sorprende y le llena de un torpe sobresalto
que viene a destruir un vuelo de Pegaso
que, como sabes, anda mal y de mal paso
cuando yo lo cabalgo, y que si alguna vez,
por influjo de alguna dama de la blanca tez,
abre las alas líricas, le interrumpe el rumor
«municipal y espeso» de tanto guerreador.
[...]
Luego después las fieras de los acreedores
que andan por esas calles como estranguladores
envenenando nuestras vidas con malolientes
intrigas, jueces, leyes y miles de expedientes
y haciendo el cuotidiano horror más horroroso.
¿Qué fuera de nosotros sin la sed de lo hermoso
y lo bello y lo grande lo noble? ¡Qué fuera
si no nos refugiáramos como en una barrera
inaccesible, en nuestras orgullosas capillas
hostiles a la sorda labor de las cuchillas!
Tu dijiste en momento de genial pesimismo:
«Vivir de lo pasado... oh sublime heroísmo!